El empate de ayer del Xerez en el descuento ante el Sevilla ha sido la puntilla que ha precipitado la salida de Manolo Jiménez del banquillo del club de sus amores y al que se ha entregado en cuerpo y alma. Ya lo hizo como jugador, y hasta hace unas horas lo ha hecho como técnico. Podría recurrir al ya manido titular, Crónica de una muerte anunciada, pero no esperaba que después de una década sin destituir a un entrenador, el Sevilla se atreviese a hacer lo propio con un hombre que ha clasificado al equipo para la final de la Copa del Rey y que mantiene intactas sus aspiraciones de entrar en Liga de Campeones. ¡Casi nada!
Bien es cierto que muchos, entre los que un servidor se incluye, hemos criticado el juego del Sevilla en las dos últimas temporadas, aunque el trabajo de Jiménez es innegable. Una labor que no se ha reflejado sobre el terreno de juego, pero que ha resultado suficiente para seguir siendo actualmente el tercer club de España y uno de los ocho cabezas de serie de la máxima competición continental. Algo impensable hace unos años. No obstante, la presión generada por un sector de la prensa local y la propia afición, que está sufriendo una ‘Mestallización’, ha desgastado la imagen de un entrenador que ha tenido que remar a contracorriente desde el minuto uno y que se va con una sensación agridulce de su ‘casa’.
¿Qué más se le puede pedir a Jiménez? Cogió a un equipo campeón, aunque hundido en lo anímico y huérfano del mejor entrenador de su historia, que se largó a por tabaco en el peor momento posible. Quizás la sombra de Juande Ramos sigue siendo muy alargada en Sevilla, pero Jiménez estuvo ahí dando la cara, con sus conocimientos y sus limitaciones, con sus aciertos y sus errores y, sobre todo, con su sevillismo por bandera. Que no se engañe la afición, creyendo que sin Jiménez todo irá mejor, porque no es así. ¿Dónde está Luis Fabiano: en Sevilla o con la cabeza puesta en el Mundial? ¿Por qué no entrena Kanouté? ¿Dónde se ha dejado Negredo la puntería? ¿Por qué tantas lesiones? ¿Qué ocurre con los servicios médicos? ¿Por qué el secretario técnico no trajo a principio de temporada al mediocentro que hace falta? A todo esto hay que unirle la marcha, hace dos campañas, de Dani Álves, el mejor jugador de la historia reciente de este club.
La presión sobre Manolo Jiménez ha sido brutal y la situación, después de la eliminación en Champions ante el CSKA de Moscú, era ya insostenible, aunque se podría haber soportado hasta final de temporada y en verano, Dios dirá. Una presión que ha vencido a la paciencia del hombre más frío, calculador e impasible de nuestro fútbol. José María Del Nido, junto a su Consejo de Administración, firmó ayer la sentencia del hombre que ha colocado al Sevilla en una nueva final de Copa, tomando una de las decisiones menos elegantes que se recuerdan y al más puro estilo Juande. ¡Qué paradoja! Jiménez no se merecía este final, sino estar en ‘su’ final.
1 comentario:
La verdad es que hoy me siento algo raro. Siempre defendí a Jiménez aunque su juego no fuera de mi agrado, pero soy sevillista y aunque ésto sea un deporte, lo único que quiero son victorias.
Hasta hace poco, a Jiménez le han mantenido en el banquillo los resultados. Lo único que desde la marcha de Juande tenía ahí arriba al Sevilla. Quizás inercia de equipo ganador o motivación por mantener el tren campeón que llevaban Madrid y Barsa.
La era Jiménez ( muchos records se han cumplido ) la de mayor racha de victorias consecutivas de la historia, la de jornadas sin encajar gol de la historia y la de record de victorias fuera de casa de la historia... Jiménez llegó y cambió la dinámica que llevaba el anterior entrenador y eso, sentó mal a buena parte de la prensa que se puso automáticamente en contra, y como bien dices, alentando a buena parte de la afición a "mestallizar" Nervión.
Ese es uno de los grandes errores que debe controlar el sevillismo y gracias a Dios lo tenemos muy presente, ya que la "mestallización" sigue instalado en la ciudad valenciana.
Ahora Jiménez ya no está, y me da rabia. Porque como jugador no logró ningún título y como entrenador ha llevado al SFC a la final de copa. Él debería tener un asiento en el banquillo sevillista, aunque sea de utillero. Él, es el que más se merece este título. El único.
Los sevillistas de título quizás ni lo celebren. Los sevillistas de verdad, serán los que descorchen el cava.
Ahora más que nunca Sevilla F.C!!
pdt.- Me alegro que hayas vuelto a escribir. Un saludo
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