Polvo debajo de la alfombra

Nos echamos las manos a la cabeza por el sexto puesto cosechado por la selección española de baloncesto. Tanto potencial no puede ser desaprovechado y las alarmas suenan desde el fatídico triple de Teodosic. Es tiempo de reflexión, de análisis, hora de limpiar la habitación para que mamá vea que está limpia, eso sí, sin meter la mierda bajo las alfombras porque, al final, todo acaba saliendo.

Desde el caso Imbroda, un seleccionador nacional no puede compartir sus cargos de seleccionador y entrenador de club. Con todo un arsenal a punto de estallar, y con jugadores en su punto más álgido de madurez, Pepu se hace con las riendas de un equipo ávido de títulos. Se consigue el oro en el Mundial del 2006, único e irrepetible hasta el momento. Pero algo falla y el seleccionador no sigue. Pregúntenle al Presidente de la Federación. Después vino Aíto, don Alejandro, como diría el gran Andrés Montes, como una tirita de prevención ante el roto de la Federación. Plata Olímpica en el 2008 y agrandando una leyenda que ni la de los dioses del Olimpo. Los amantes de este deporte dejan atrás a los héroes del 84 y resurge el amor hacia un baloncesto diferente, en pantalla de plasma, y con una quinta descomunal que no para de crecer. Pero Aíto se va. Pregúntenle al Presidente de la Federación. Otro entrenador sube al carro dorado, Sergio Scariolo, oro en el Europeo de 2009 y subiendo como la espuma.

Pero algo no me cuadra. Scariolo entrena al Khimki ruso. ¿No hubo un debate hace tiempo con el caso Imbroda? No, pero si entrena a un club que no es de España sí vale. ¡Ah!, entonces todos contentos. Llevamos un oro mundial, una plata europea, una plata olímpica, un oro europeo…nadie va a mover ningún cimiento. Pero Teodosic encendió la mecha y, ahora, todo el mundo se pone a soplar para que la bomba no estalle.


El partido de Serbia no debe ser aquella delgada línea roja, más que nada porque la línea se cruzó en la preparación del mundial. En la planificación. Demasiados partidos para jugadores que venían en baja forma y con problemas. El amistoso ante USA, bueno para las arcas, fatídico para el equipo, dejó un herido fuera de combate, José Manuel Calderón. La planificación tomaba un rumbo radicalmente opuesto al planeado por todos. Calderón no es Pau, pero puede llegar a ser, para la selección, más importante que el catalán.


Ricky Rubio tiene base, madera, pero se está fraguando. Ahora mismo, el organizador ideal para sustituir a Calderón en un partido, para cambiar ritmos, para fantasear…pero no para ser titular. Le ha venido demasiado pronto el cambio y espero que el mal campeonato realizado no le merme de cara al futuro. Hay que cuidarlo.


A raíz del problema de Calderón, todo se viene abajo. Sensaciones, emociones, impresiones, conjeturas. Los escépticos ya dudan y los creyentes siguen confiando en el bloque de las alegrías. Una sensación rara que se agranda en el primer partido ante Francia. Derrota y derrotismo en las caras. Ganar a Nueva Zelanda, Irán y Canadá está dentro de los planes, perder ante Lituania y, por ende, el segundo partido, no. Una carambola nos hace cruzarnos con Grecia y recuperar la ilusión en un gran partido, el mejor. Una vez en cuartos, y con los helenos haciendo las maletas, nos jugábamos las posibilidades de medalla ante Serbia. La defensa y las rotaciones, macabros verdugos en este torneo para España, son las que nos han mandado a casa antes de tiempo. No es el triple de Teodosic a falta de 4 segundos, son los 18 anteriores. No es la jugada que le bota en el pie a Garbajosa, son los contragolpes sin acierto e irreflexivos los que nos crucifican con el partido empatado. Es la falta de confianza de un grupo extraviado desde la baja de Calderón. Y eso, hay que recuperarlo.

No sabemos si con Pau Gasol al mando, con Calderón como director de orquesta, con Navarro y Rudy de estiletes y con Marc Gasol, Rubio y Llull como baby´s boom, pero el Europeo del 2011 se me antoja trascendental de cara a Londres 2012. Ser finalista te asegura las Olimpidas. Pregúntenle al Presidente de la Federación qué piensa hacer al respecto.


Yo tengo una máxima en la vida. El dinero es importante, pero no da la felicidad.